Desde la presentación del iPhone 5S en la keynote de Apple del pasado 10 de septiembre, se ha hablado mucho sobre el procesador A7, sus características y las mejoras que aporta al rendimiento del dispositivo. El A7 es el primer procesador de 64 bits para dispositivos móviles.
Como en casi todo lo que hace Apple, enseguida surgieron voces defendiendo y atacando los argumentos esgrimidos por la compañía en cuanto a la mejora aportada por el nuevo procesador. Quizá la crítica más importante fue la de Anand Chandrasekher, máximo responsable de marketing de Qualcomm (compañía estadounidense dedicada a la fabricación de procesadores para dispositivos móviles), quien aseguró que el paso a los 64 bits en el iPhone 5S era más una cuestión de marketing que de mejora funcional real. Unas declaraciones que la propia compañía se encargó de rectificar poco después, afirmando que el sector de los dispositivos móviles va en ese camino, el que lleva al uso de procesadores de 64 bits, añadiendo además que este tipo de chips permitirá ofrecer en los dispositivos móviles funcionalidades y una experiencia de usuario reservada hasta ahora a los ordenadores. Evidentemente, el que Qualcomm también esté desarrollando sus propios procesadores de 64 bits contribuyó a esta rectificación.
Todavía no sabemos si el iPad 5 incorporará el procesador A7. La evolución natural parece indicar que así será. Las últimas generaciones de iPad han llevado un procesador A5X (iPad 3) y A6X (iPad 4). La «X» indica una mejora de rendimiento con respecto al procesador original. Según Apple, cada nuevo procesador duplica el rendimiento de la familia anterior y en el caso del A7 (o A7X) el salto puede ser todavía mayor.
¿Por qué? En primer lugar, por la optimización de iOS 7 para su uso con este procesador. Si el A7 es el primero de su categoría con 64 bits, iOS 7 también es el primer sistema compatible con esta arquitectura (aunque, por cuestiones de soporte con dispositivos anteriores, también lo hace en arquitecturas de 32 bits).
Además, los 64 bits aportan otras dos ventajas, aunque en el caso de Apple, se reducen a una. Una arquitectura de 64 bits permite gestionar memorias más grandes, de más de 4 GB, que es el límite de los 32 bits (2^32 -> 4GB, 2^64 -> 16EB, exabytes, aunque en la práctica no se llega a mapear nunca tamaños tan grandes de memoria). Sin embargo, aunque Apple no suele dar datos concretos sobre la memoria de sus equipos, no es probable que el iPad 5 pase de 1 GB de RAM, que es la que llevan el iPad 3 y el 4.
Donde sí se nota es en el juego de instrucciones que utiliza internamente el procesador (y que es al que se tienen que traducir finalmente las aplicaciones para que el procesador las entienda). Pues bien, estas instrucciones son mucho más eficientes en una arquitectura de 64 bits, lo que permite mejorar el rendimiento general de las aplicaciones. Por supuesto, esta mejora no será igual en todos los procesos y aplicaciones. Habrá algunos, como las compresiones de imágenes, en los que el incremento sea solo del 8% de media. En otros, en cambio, como el cifrado AES, podemos estar hablando de una mejora superior al 800%. Ahora es cuestión de tiempo que los desarrolladores empiecen a publicar aplicaciones adaptadas a la nueva arquitectura.
Es más, la opción de un iPad 5 con procesador A7 ha animado a algunos analistas a asegurar que podría ser la excusa que necesitan algunas empresas para terminar de dar el salto desde el ordenador a la tableta de Apple, con aplicaciones más potentes desarrolladas de forma exclusiva para esta arquitectura.
El martes 22 de octubre veremos las características del nuevo iPad 5 (y del iPad mini 2). Os recordamos que en iPaderos haremos un seguimiento especial de la presentación, que empezará a las 19:00 (hora peninsular española). El horario en otras ciudades se puede consultar en el siguiente enlace
